por Chris Pepple
En 2014, Liz Dyer tuvo un sueño simple pero poderoso: crear un grupo privado de Facebook donde las madres de niños LGBTQ+ pudieran animarse mutuamente y trabajar juntas para hacer del mundo un lugar más seguro y amable. Lo que comenzó como un grupo de madres compartiendo historias y apoyo se ha convertido en un movimiento mundial conocido como las Mamás Osas.

Hoy, miles de miembros respaldan esa visión, impulsando el cambio mediante la educación, el diálogo y, quizás lo más importante, pequeños actos de bondad. Desde seminarios y libros hasta stands en festivales del Orgullo, grupos de desfiles, paquetes de ayuda y abrazos, las Mamás Osas han tocado innumerables vidas.
Su filosofía es simple pero profunda: el mundo puede cambiar con una conversación a la vez, con un abrazo a la vez, con un pequeño acto de bondad a la vez. Y para muchos en la comunidad LGBTQ+, estos gestos llegan justo cuando más los necesitan.
Un estudiante de preparatoria en Tennessee, a quien llamaremos Elliot, experimentó ese apoyo en primera persona. Durante la transición, Elliot se sintió desconectado de su iglesia y su familia. Al acercarse la graduación, en lugar de sentirse orgulloso, se sentía ansioso; su escuela cuestionaba si podría subir al escenario o incluso usar su nombre preferido.
Su madre, una Mamá Osa, sabía que no estaba sola. Contactó a Mamás Osas al Rescate, un programa donde sus miembros apoyan a personas LGBTQ+ que necesitan apoyo. Pronto, las tarjetas de graduación comenzaron a llegar al buzón de Elliot desde todo el país.
“Guardé todas las tarjetas y aún las conservo”, dijo Elliot. Para él, las notas de celebración eran más que papel y tinta: eran recordatorios de que no estaba solo, de que se puede encontrar la comunidad incluso cuando se siente perdida.


Mamás Osas al Rescate brinda ese tipo de esperanza todos los días. A través de su sitio web, las personas pueden solicitar apoyo durante las fiestas, pedir una madre sustituta en una boda entre personas del mismo sexo o buscar mensajes de aliento y recursos en momentos difíciles. Con sedes en los 50 estados, Mamás Osas incluso puede conectar a sus miembros en persona para compartir una comida, ofrecer un abrazo o simplemente estar presentes cuando la vida se siente abrumadora.
Las listas de recursos del grupo son otro salvavidas que cubre todo, desde cuestiones de fe hasta la solicitud de pasaportes, la navegación por los marcadores de género en las licencias de conducir o la comprensión de las leyes de atención médica para los jóvenes transgénero.

Lo que comenzó como el sueño de una madre se ha convertido en una poderosa red de amor, activismo y resiliencia. Las Mamás Osas han enviado colchas, han participado en bodas, han participado en festivales del Orgullo, han escrito miles de notas, publicado libros e incluso han creado sus propios grupos de apoyo.
El mensaje es claro: la amabilidad importa. Con actos grandes y pequeños, las Mamás Osas demuestran que la comunidad no se trata solo de palabras, sino de presencia, acción y amor. Y en un mundo donde los derechos LGBTQ+ se ven atacados con demasiada frecuencia, su trabajo nos recuerda que el cambio es posible: un pequeño acto de amabilidad a la vez.


